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Homilía para la Eucaristía del domingo 04 de septiembre de 2022

Paz y Bien a todos.

DOMINGO XXIII DEL AÑO. 

Sabiduría 9,13-18: Corresponde a lo que se llama “Oración para obtener la Sabiduría”. Junto con pedir la Sabiduría el texto escuchado hoy reconoce que sin la Sabiduría nadie puede cumplir la Voluntad de Dios. 

Filemón 9-10.12-17: Pablo aduce varias razones para que Filemón perdone la felonía de Onésimo, su esclavo. Pero la principal razón es que el que antes era un esclavo ahora es un hermano. 

Lucas 14,25-33: El texto vuelve a insistir sobre lo que es necesario para ser discípulo de Jesús: el abandonarlo todo y la entrega total a Él. 

1.- Hay un chilenismo que bien se podría citar hoy (con todo respeto); “Jesús se fue al chancho” (¡) Sí, porque es exagerado, traspasa los límites de lo natural.  Es que lo que Jesús propone no se puede entender si no tenemos la Sabiduría de Dios. Porque, como bien lo expresa la primera lectura, sin la Sabiduría de Dios el hombre es incapaz de conocer lo que Dios quiere. Las posibilidades del hombre para conocer las verdades de orden religioso y moral son muy precarias. Es cierto que todo hombre lleva inscrita en su conciencia la ley natural. Pero las fragilidades propias de la naturaleza humana ofuscan y oscurecen la mente de todo ser humano. 

Por eso Dios nos ayuda por medio de su Sabiduría, tan distinta a la del mundo. 

2.- Cierto. Y la prueba de que el mundo no capta lo de Dios está claramente mostrado en lo que exige la fe. Por la fe, el cristiano tiene una nueva manera de relacionarse con Dios y con el hombre.  

Con Dios: como hijo. Con el hombre: como hermano. Y es lo que invoca san Pablo en su carta a Filemón. No nos hagamos ilusiones. Una verdadera revolución pasa por el corazón y por la mente. El saber ver al otro como un hermano, sea este un esclavo o un hombre libre, de izquierda o de derecha, del apruebo o del rechazo, sea pobre o sea rico. Porque en el Reino todo es nuevo, el hombre nuevo tiene una mentalidad nueva y una escala de valores nueva. 

3.- Por eso el mundo, el hombre carnal, no entiende, porque le falta la verdadera Sabiduría. 

Para ser discípulo de Jesús es necesario tener esta Sabiduría y desde esta perspectiva abandonarlo todo. Es preciso hacer un vacío para ser llenado, para que el Señor ocupe el primer puesto en el corazón del hombre. Gran parte de la crisis que estamos viviendo hoy día es precisamente por falta de esta Sabiduría, por carecer de una mentalidad nueva. Por eso a todos cuesta entender el evangelio y las exigencias de Jesús. 

4.- Jesús exige renuncias. Es necesario afrontar las renuncias exigidas por Él, las que se recogen en tres sentencias que terminan de la misma manera: “No puede ser mi discípulo”. Y las sentencias son: “Amar más que la propia familia”, “cargar con la propia cruz: el oprobio y sufrimiento”. “renunciar a todo lo que se tiene”. ¿Es duro? ¿Incomprensible? Depende. Cuando hay Sabiduría se entiende, ya que el único absoluto es Dios y su Reinado. 

Pero esto es tan importante que requiere discernimiento. «Discernir es un acto importante que concierne a todos, porque las elecciones son una parte esencial de la vida”, dijo el Papa Francisco hace pocos días atrás. Y la principal elección es la de ser o no ser un Seguidor de Cristo: el Papa señala que no es posible delegar una elección en otros, ya que cada elección es propia, y habla de «situaciones inesperadas, no previstas, en las que es esencial reconocer la importancia y la urgencia de una decisión que hay que tomar». 

Hoy el Señor nos ha hablado claro y directo. No tengamos miedo. Con Él podemos. Él mismo lo dijo: “Separados de Mí nada pueden hacer” (Juan 15,5). Y aquí nos unimos vitalmente a Él y así podremos optar valiente y libremente por Él. No tengamos miedo. 

Hermano Pastor Salvo Beas.