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Homilía para la Eucaristía del domingo 03 de octubre de 2021.

Que el Señor les infunda su Sabiduría.

DOMINGO XXVII DEL AÑO.  

Génesis 2,4-7.18-24: Podemos ver en el texto dos cosas: – El hombre como el centro de interés: Dios le prepara un lugar, una casa donde él pueda habitar. –La importancia de la mujer: el ser humano es un ser para otro. 

Hebreos 2,9-11: Cristo Resucitado es el Hombre Nuevo perfecto. Con Él y en Él todos somos santificados gracias a su obediencia. 

Marcos 10,2-16: El texto toca la manera diferente de establecer relación, no a la manera patriarcal, sino desde la perspectiva del Reino. Y lo aplica a la relación marido-mujer y a la relación paterno-filial. 

1.- Tomar y leer las escrituras exige de nosotros una actitud de fe y de respeto, leerla desde la perspectiva del Reino de Dios.  Y hoy se nos da a entender esto en un tema de fondo que no debemos perder de vista. ¿Cuál es este tema de fondo? El HOMBRE, es decir, el ser humano. Y el salmista se pregunta: “¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?” (Salmo 8,5). Y la respuesta la escuchamos en lo que hemos escuchado en el Génesis: el hombre es presentado como centro de interés. Dios lo creó como el resto de la creación, de la misma materia, pero le prepara un hogar: la creación es morada del hombre; el hombre es un simple administrador de esta “Casa Común”, de allí su responsabilidad ecológica.  Pero lo que realiza y plenifica al ser humano no es el dominio, sino el diálogo con un Tú semejante a él; ese tú, ese otro es, en este caso, la mujer, de idéntica naturaleza y dignidad que el varón. Aquí encontramos las bases de una auténtica antropología bíblica. Y esto lo ha olvidado la sociedad moderna. 

Pero el hombre, creatura de Dios, alcanza su plenitud en Cristo, que es el Hombre Nuevo perfecto. Porque Él es el Primogénito de todo y en Él, en su Persona Dios crea al hombre nuevo (cfr. Efesios 2,15). La carta a los Hebreos nos da a entender que el ser humano será realmente pleno cuando su relación con el otro culmine en Dios por medio de Cristo. 

2.- De modo que la perspectiva desde la que hemos de ver al hombre es desde la perspectiva del Reino de Dios, diferente y mejor que otras visiones existentes en el mundo.  Y así el evangelio ve la realidad del hombre. Marcos ve y analiza la relación que existe en el matrimonio y en la vida familiar. Un discípulo del Reino no puede conformarse con una visión patriarcal-machista, donde la mujer era considerada de rango inferior y como propiedad del varón (lo que todavía se ve en muchas partes). Esto lo cuestiona Jesús y remite a lo que Dios quiere: que los dos sean uno y así plenos. El matrimonio desde la perspectiva de Dios es fuente de amor y vida, no de servilismo y sumisión. Dígase lo mismo de la visión de la vida familiar. Jesús cuestiona la forma de tratar en la familia y sociedad al niño. Éste no era valorado ni considerado. Jesús rompe esquemas y nos hace ver la realidad con una visión nueva, la del Reino, porque en el Reino todo es nuevo. 

3.- Ya se sabe que todo depende del color del cristal con que se mire. Hoy la visión que se tiene del hombre y su realidad es materialista, utilitarista e individualista. Se ve a la persona humana como un ser que sirve para producir, y se propone como ideal el tener, no el ser. 

Lo que vemos en el mundo de hoy no es más que un resultado de la pobre visión y concepto que se tiene del ser humano. De allí los tistes espectáculos: femicidios, violencia intrafamiliar, abortos, el cambio climático y los delitos de pedofilia, que han salpicado incluso al interior de la Iglesia. El resultado es la visión de una sociedad decadente, que ha perdido el norte de la visión del ser humano. Y un lenguaje inclusivo no mejora esta visión. Las leyes de aborto, eugenesia y eutanasia, revelan la “dureza del corazón” de esta generación. 

4.,- Pero seamos optimistas. Dios nos ha creado para ser plenos. Y lo seremos en la medida que seamos capaces de salir de nosotros mismos y encontrarnos con el otro, entrar en diálogo con el tú. Y ese primer Tú es Dios. Jesús es el Hombre Nuevo perfecto porque fue un Sí permanente a su Padre.  Él nos enseña a salir de nuestro metro cuadrado para encontrarnos con Dios y el hermano. Encuentro que se produce hoy al aceptar su Palabra y al aceptarlo en la Comunión. 

Hermano Pastor Salvo Beas.